Federación de Enseñanza de CCOO de la Región de Murcia | 28 marzo 2024.

La UCAM. ¿Y ahora qué?

    La falta de respeto a la Ley de los responsables de la UCAM, que en la Sección Sindical de CCOO conocemos perfectamente por padecerla en carne propia, está llevando a la toma de decisiones drásticas por parte del Ayuntamiento de Murcia y llevará a otras autoridades a tomar decisiones importantes, y no siempre favorables en plazos cortos de tiempo.

    12/02/2019.

    La falta de respeto a la Ley por parte de los responsables de la UCAM, que en la Sección Sindical de CCOO conocemos perfectamente por padecerla en carne propia, está llevando a la toma de decisiones drásticas por parte del Ayuntamiento de Murcia y llevará a otras Autoridades a tomar decisiones importantes, y no siempre favorables en plazos cortos de tiempo.

    No ha sido esta Secc. Sindical quien ha faltado al compromiso de acatar lo estipulado en las licencias municipales, ni ha sido quien, sin ningún tipo de autorización, impulsó la construcción de edificaciones en terrenos en los que no era posible llevar a cabo tales instalaciones.

    Hay un sector de la sociedad murciana que opina que la Administración pública comete un error al llamar la atención a la UCAM por las edificaciones que están construidas actualmente en suelo BIC y que, ya consumado el hecho, no habría que tomar ninguna medida al respecto dado que en estos espacios se está llevando a cabo una actividad docente que hay que proteger; sin embargo, el modo en que se ha llevado a término esta construcción obedece al singular carácter de su principal responsable, quien no tuvo en cuenta el tratamiento particular y la mesura apropiada ajustadas al terreno ni la prudencia de obtener previamente las correspondientes autorizaciones administrativas.

    Tampoco los alumnos ni los trabajadores: profesores, investigadores, personal de administración y de servicios, técnicos, etc., han tenido culpa alguna de que las cosas se hayan hecho de ese modo. Sólo quienes manejan, en mayor o menor medida, los hilos de la UCAM son quienes han puesto a la Universidad privada en esta lamentable situación.

    ¿Y ahora, qué? ¿Puede un empresario, en su empecinamiento, mantener una universidad transitando de este modo? ¿No debería buscarse una alternativa viable para que la universidad funcione dentro del marco de la legalidad, del respeto a los derechos de los trabajadores y del funcionamiento que se espera cuando se trata con caballeros de verdad y no, como parecería ser, entre vendedores de humo?

    Los trabajadores y trabajadoras de la UCAM no merecemos estar permanentemente sobresaltados ante los pronunciamientos desfavorables de las Administraciones públicas, cuando estos son, además, fruto de los quebrantos que la Fundación Universitaria San Antonio ha hecho irresponsablemente de muchas normas y de la ausencia de un adecuado control administrativo. Y agradecemos que, finalmente, se aborden estos problemas siempre que ello sea hecho con la finalidad de poner un rumbo distinto al llevado hasta ahora por la institución.

    El Presidente de la F.U. San Antonio manifestó que "Los profesores no pueden atender a los alumnos por falta de espacios", y es así. No existen los espacios imprescindibles para una universidad como lo son contar con una biblioteca en condiciones, unos comedores amplios, etc., etc., tal y como viene verificado en las Memorias de los títulos. Por ejemplo, no se ha construido nunca, en estos 18 años de CAFD ni una sencilla pista de atletismo, ni una simple piscina. Nada. Grandes fastos deportivos, grandes atletas fantásticos, pero nuestros estudiantes tienen que desarrollar su práctica deportiva a varios kilómetros de Guadalupe, alquilando espacios y pistas municipales al Ayuntamiento o a otras empresas. Todo es provisional, de quita y pon. Y todo estaba bien, hasta ahora. Al final, la alfombra no dio para tapar todo lo que quería ocultarse debajo.

    Hay mil trabajadores que dependen de la buena marcha de esta Universidad porque su salario, ciertamente muy bajo, lo ganan trabajando aquí. Y no merecen que desde la dirección de la empresa se haya jugado con su futuro como se ha hecho. Y las Administraciones municipal y regional bien hacen en actuar en consecuencia, poner orden y garantizar la continuidad de esta Universidad por encima de sus actuales gestores. Si los trabajadores de la UCAM hubieran tenido voz y voto a través de un Comité de Empresa, habríamos tenido la oportunidad de consensuar soluciones mucho más creativas y estables.

    Urge una investigación a fondo de la situación real de la UCAM, tanto a nivel académico como a nivel patrimonial de la Fundación y del manejo de sus recursos y de las empresas que, pertenecientes a los mismos responsables, están operando dentro del campus universitario. Y, llegado el caso, adoptar las medidas correctoras necesarias para que la UCAM sea una Universidad regida por otras conductas completamente diferentes de las habidas hasta ahora. En síntesis: Una universidad.